Durante la celebración del partido de Liga BBVA entre el Real Madrid y el Real Club Celta de Vigo el pasado día 6 de enero de 2014, se produjo un hecho, protagonizado por el internacional argentino Ángel Di María, que ha generado controversia en la esfera futbolística.
El objeto del presente post, no es determinar si el gesto fue tal o no, las imágenes son las que son y las circunstancias del caso obvias. Queda claro que casos similares o parecidos se han dado en la historia de este deporte. Detrás del “gesto” se esconde una serie de preguntas por resolver; ¿tiene derecho el público a menospreciar a un futbolista? ¿hasta qué punto?, ¿hay algún límite al insulto? …
La Ley 19/2007 “contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte” parece proteger a las víctimas de estas conductas, pero la realidad no dice esto. De hecho, no se conoce penalización alguna de violencia verbal en nuestros estadios. Si bien es cierto que se han perseguido otro tipo de infracciones tipificados en dicha ley, hasta hoy nada se ha hecho con las conductas descritas con anterioridad
Éste es un debate poco tratado y puede que de manera interesada, pues resulta muy populista y demagógico no ser crítico con la grada de un estadio. Los medios de comunicación, como norma general, prefieren criticar al jugador, amparándose casi siempre en sus altos emolumentos recibidos, antes que reprimir las conductas verbales del público asistente al evento deportivo.
Está claro, en primer lugar, que el “acomodamiento” de Di María hacia sus aficionados (o hacia la afición rival si fuese el caso) u otros gestos (la historia reciente señala varios incidentes de este tipo) no fue adecuado ni ejemplar. Antes al contrario, deben ser sancionados y perseguidos con dureza pues no benefician al fútbol.
Partiendo de esto, deberíamos reflexionar respecto al grado de tensión y agresividad verbal que preside nuestros estadios y que tampoco es justificable en ningún caso. No se tiene derecho a todo por pagar una entrada. Es necesario limitar el derecho al insulto y/o al menosprecio. Si comparamos la actitud verbal de la grada de un campo de la Premier League y de la Liga BBVA veremos que las diferencias son insalvables. Ayer mismo, en el derbi de Copa, Marcelo fue insultado de manera grave en presencia de su hijo.
Este es un hecho que nos debe hacer reflexionar a los que somos espectadores de las diferentes ligas en España porque al final el jugador de fútbol o de baloncesto, el entrenador de balonmano y el árbitro de cualquier deporte aunque esté expuesto a la crítica, es un ser humano. Y el ser humano siente y padece.
A ninguno le gusta ser atacado verbalmente y es injustificable argumentar todo tipo de ofensas en las retribuciones económicas percibidas por los sujetos en cuestión; porque además esta misma situación se produce en encuentros y confrontaciones deportivas de tipo amateur o semi-profesional … incluso de forma más exacerbada. Este es una de las asignaturas pendientes del fútbol español: REDUCIR LA CRISPACIÓN. Al final se trata de disfrutar de un espectáculo con mayor o menor pasión y entusiasmo, pero que en definitiva es eso: un espectáculo como otro cualquiera.
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