El Arsenal remodela y reconstruye su plantilla cada junio y en pocos meses está en primera línea competitiva. El francés Arsene Wenger es quién define la estrategia de altas y bajas, él y el “mercado”, pues año a año revaloriza futbolistas que son vendidos por cantidades muy superiores a las de su adquisición (Henry, Van Persie, Fábregas… la lista es interminable). En este sentido, Stan Kroenke, propietario del club londinense debe estar satisfecho, pues la entidad difícilmente producirá pérdidas en el balance anual.
Durante los 17 años de Wenger en Londres, el club no ha ganado muchos títulos (ganó la Copa de la FA por última vez en 2005) pero ha conseguido ser admirado por su buen juego y porque el equipo siempre está en los primeros lugares en las competiciones en las que participa. Sin embargo, el verano pasado, tras ocho años en blanco, la prensa y los aficionados cuestionaron la continuidad del galo.
Realmente, aunque hayan cambiado los jugadores, la propuesta y el modelo no difieren mucho del primer Arsenal de Wenger que llegó a Londres en 1996, avalado por hacer campeón de la Ligue 1 al AC Mónaco: combinación, ritmo de juego alto y excelentes jugadores de segunda línea o “llegadores”.
El actual líder de la Premier y que camina con paso firme en la Champions League 2013-14 se ha “reinventado” de sus cenizas. Diseccionando su plantilla, tan sólo Rosicky, Arteta y Sagna superan la treintena. Este es otro rasgo que caracteriza a las plantillas de Arsene Wenger: siempre compuestas por jugadores jóvenes fichados para ser vendidos y hacer rentable siempre su adquisición.
En la portería el polaco Szczesny lo ha jugado prácticamente todo. De hecho, se habla de una posible cesión o traspaso de su suplente Fabiansky al fútbol alemán, pues su participación es nula.
La línea defensiva más habitual es la que conforman Sagna en la derecha, Monreal o Gibbs en la izquierda junto al dúo de centrales que forman el poderoso alemán Mertesacker y el elegante belga Koscielny.
En medio del campo, y bajo un 1-4-2-3-1 habitual, es donde más jugadores dispone. Todos o la mayoría de ellos parten de un lugar pero aparecen por todos los lados. Son esos segundas líneas o “llegadores” que tanto gustan al francés Wenger: Ozil, Cazorla, Ramsey, Wilshere, Rosicky, Walcott, Oxlade-Chamberlin, Podolsky o incluso Flamini (éste dota al equipo de más rigor posicional). La mayoría de estos centrocampistas, aunque con características diferenciadoras, tienen perfiles similares como son una calidad enorme con la pelota y un hábitat preferido donde son letales: la espalda de los medios-centros rivales. Otra cosa que es que inicialmente partan de fuera o de dentro, pero acaban siempre cerca del área rival.
Para la punta, el jugador habitual es Giroud. El francés posee unas características que provoca que aparezcan los “segundas líneas” debido a su mucha movilidad y capacidad de asociación a pesar de su formidable físico. Además, está fino cara el gol. Bendtner, el ex del Celta Park Chu-Young o el joven francés Sanogo tienen poca participación en Premier. Antes aparecen Walcott o Podolsky como “9” que estos jugadores citados con anterioridad.
En cualquier caso, todas las dudas surgidas antes de comenzar la temporada han sido superadas y el propio The Times señalaba recientemente que las negociaciones entre Wenger y Kroenke para ampliar el contrato del entrenador francés (finaliza en junio del 2014) con el combinado de Emirates estaban próximas a cerrarse por tres años y 24 millones de libras durante ese período de tiempo.
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