El término “alimentación saludable” se suele asociar a veces con dietas estrictas y con recetas laboriosas de cocinar. No obstante, si se hace correctamente, saludable no tiene por qué ser sinónimo de “restrictivo”. Hay muchas otras formas para llevar un estilo de vida más saludable.
Planifica con anticipación cuando salgas a cenar
Para disfrutar de la comida fuera de casa y mantener tu alimentación más saludable, revisa el menú antes de ir. Cada vez son más los restaurantes que publican sus distintos platos en su web o en las redes sociales.
De esta forma, podrás decidir qué vas a pedir con anticipación, sin que se te vaya la vista a los postres o a los fritos. Esto también te permitirá calcular valores nutricionales y mantener a raya el exceso de ingesta de calorías de más.
Fuera de la vista
Otra buena forma de ayudarte a mantenerte alejado de la tentación es no viéndola. Cuanto más cerca y más a la vista esté esos alimentos poco saludables, más probabilidades hay de que termines comiendo alguno.
Es más, puede que los comas sin hambre, solo por el hecho de estar “prohibidos”. Eso sí ten a mano alimentos saludables, para cuando tengas los ataques de hambre.
También es importante tener cerca agua porque algunas veces se confunde el hambre con sed. Además, es importante mantenerse hidratado y te ayudará a reducir el picoteo durante la jornada laboral.
Esto no quiere decir que no puedas tener alguna golosina en casa. Pero guárdalas en el fondo del armario o del frigorífico. Procura que no estén a la vista. Así solo los comerás cuando de verdad te apetezcan y así evitarás comerlos con regularidad.
Las legumbres son tus amigas
Intenta comer dos o tres comidas a la semana a base de legumbres como lentejas, alubias o garbanzos. Estas son ricas en fibra, proteína vegetal y fuente de vitamina B. Asimismo, so bajas en sodio y en grasas, sin gluten y con un bajo índice glucémico.
Di adiós a los refrescos azucarados
Sustituye las bebidas azucaradas por agua mineral con gas o soda con rodajas de lima, lima o naranja. Así, evitarás aburrirte de agua natural. Los refrescos con exceso de azúcar no aportan ningún valor nutricional, aunque sí problemas dentales. Otra opción que puedes emplear para no echar de menos este tipo de bebidas es agua mineral con gas de sabores.
Ojo con el azúcar encubierto
Hay alimentos que también incorporan azúcar, sin que nos demos cuenta de ello.
Para comprobar si tienen azúcar añadida basta con buscar ingredientes difíciles de pronunciar o que pueden parecer muy “científicos”.
Busca ingredientes que terminen en ‘-osa’, como sacarosa, maltosa, dextrosa, fructosa, glucosa, galactosa, lactosa, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa y jarabes de glucosa.
Otros ingredientes como jugo de caña, dextrina, maltodextrina, malta de cebada, jarabe de sorgo y jugo de frutas también son tipos de azúcar. Intenta sacarlos de tu dieta.
Crea una despensa saludable
Procura tener a mano opciones de comidas nutritivas para esas noches ocupadas en las que no tiene tiempo para planificar.
Asegúrate de que en tu congelador siempre haya un par de porciones de carne, pescado y verduras, y que su armario contenga algunas latas de atún, salmón, tomates triturados, maíz y legumbres, y paquetes de pasta, entre otros.
Tener todos estos alimentos en el armario hará menos probable que acabes llamando por teléfono para que te traigan comida a casa. Una despensa bien surtida es la mejor defensa.
Otra opción es preparar las comidas con anticipación.
Durante el fin de semana aprovecha a preparar la comida de la semana. Después la dividirás en porciones y congelarás. Así, estarán listas para comer más tarde en la semana cuando no tengas tanto tiempo o no te apetezca cocinar.
Haz la verdura la estrella de tus comidas
Intenta que la mitad de tus comidas diarias sean verduras.
Estas son bajas en grasas y calorías. Son una buena opción para incrementar la cantidad en sus comidas.
Te proporcionarán los nutrientes que necesitas y no contienen colesterol. Además, se ha demostrado que consumir una dieta rica en verduras reduce el riesgo de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares, así como el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer.
Como ves, la clave para lograr un cambio saludable en tu estilo de vida no es restringirte en lo que comes, sino en planificarte bien.
Y no hay que olvidar que contar con los consejos de un nutricionista es un complemento perfecto para seguir por el buen camino.
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