Todos los años surge una dieta que se pone de moda. Esta suele prometer resolver todos los problemas de sobrepeso. Pero lo que las personas no ven es que a largo plazo dicha dieta no sea una solución a largo plazo para sus objetivos de salud. De media, las personas que hacen dieta recuperan más de la mitad del peso perdido en dos años. Pero no es solo la fluctuación de peso el resultado de una dieta de moda; otros factores y hábitos de estilo de vida también pueden tener un impacto duradero.
Si bien, existen planes de alimentación aprobados por expertos que ayudan a las personas a alcanzar (y mantener) sus objetivos de peso y salud de una manera segura y sostenible, la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación (NEDA) informa que las personas que hacen dieta tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar un trastorno alimentario.
Es por eso que muchos profesionales de la nutrición y la psicología están luchando contra la cultura de la restricción y moderación dietética, promoviendo la idea de la “libertad alimentaria”.
¿Qué es la libertad alimentaria?
La libertad alimentaria no es un plan dietético. Más bien, es la actitud detrás de alimentar tu cuerpo intuitivamente sin sentir que tus elecciones están impulsadas por los “debería” que a menudo interiorizamos de la cultura de la dieta.
Un ejemplo de esto sería permitirte, y realmente saber, que está bien comer una rebanada de pizza de pepperoni (o dos o tres, según tu nivel de hambre) para el almuerzo de hoy. La razón es que no estás juzgando tu autoestima, ni arrepintiéndote de qué o cuánto comiste. Si está en un lugar de libertad alimentaria, no es autocrítico por esta elección y comprende que puede confiar en su cuerpo para guiar sus elecciones de alimentos.
Dicho esto, la libertad alimentaria no es comer sin tener en cuenta los alimentos nutritivos. Simplemente permite la flexibilidad, la variedad y la indulgencia, al tiempo que quita el hambre, la saciedad y los antojos, y deja de lado los alimentos que están “fuera de los límites”.
Por qué es importante la libertad alimentaria
Una encuesta reciente de Harris encontró que dos tercios de los estadounidenses planeaban hacer dieta para perder peso recientemente ganado en 2022 al restringir las calorías y eliminar alimentos específicos. Los expertos señalan algunas realidades preocupantes detrás de este aumento en las dietas.
La cultura de la dieta tiene una misión: crear ‘problemas’ con nuestros cuerpos que luego se pueden “arreglar”, ya sea con la última dieta de moda o con un suplemento para bajar de peso. Aunque según algunas investigaciones, más del 95 % de las dietas fracasan. Debido a que la dieta puede consumir tanto, dada la planificación, el conteo de calorías y el autocontrol que requiere, cuando nuestra dieta falla, es un golpe directo a nuestra autoestima.
En el mejor de los casos, esta culpa por el “fracaso” dietético afecta negativamente cómo se siente alguien sobre sí mismo. Pero también puede llevarnos a tener comportamientos poco saludables, como restringir, purgar o hacer ejercicio en exceso para aliviar la culpa. Estos mismos comportamientos son desordenados y pueden conducir a trastornos alimentarios graves y muy reales.
La libertad alimentaria ofrece una alternativa a la dieta y todo el equipaje que conlleva. En última instancia, tener flexibilidad para comer nos permite más libertad en otras áreas de nuestras vidas. Además, adherirse a una mentalidad de libertad alimentaria significa que, literalmente, no puede fallar.
Libertad alimentaria y control de peso
Hacer dieta puede afectar gravemente la salud física de las personas. La investigación de la revista Nutrients muestra cómo las dietas de moda comunes a menudo conducen a deficiencias de nutrientes, lo que puede abrir la puerta a una amplia gama de efectos desagradables para la salud. Las dietas también pueden dificultar el mantenimiento del control del peso.
Las dietas restrictivas pueden hacer que el metabolismo se ralentice. De hecho, un estudio publicado en la revista Obesity hizo un seguimiento de los concursantes de The Biggest Loser seis años después de una dieta extrema y encontró que sus metabolismos deteriorados nunca se recuperaron por completo.
Si bien la libertad de alimentos no es específicamente una herramienta de control de peso, eso no significa que los dos no puedan coexistir. Existe cierta evidencia emergente de que la alimentación intuitiva es útil para mantener el peso.
Un estudio publicado en Eating Disorders encontró una fuerte conexión entre la alimentación intuitiva y la estabilidad de peso autoinformada, así como la aceptación general del cuerpo y un menor deseo de cambiar de peso.
Además, Coniglio apunta a un estudio de 2020 que analizó a los adolescentes durante un período de varios años. Los investigadores encontraron que aquellos que tenían una mentalidad de libertad alimentaria tenían una menor probabilidad de conductas alimentarias desordenadas, insatisfacción corporal, síntomas depresivos y baja autoestima. Aunque, no cabe duda de que aún falta desarrollar más investigaciones.
Cómo lograr la libertad alimentaria
La libertad alimentaria es diferente en cada caso, ya que cada uno tenemos un cuerpo único. Sin embargo, no significa que tengas que aceptar tu peso, forma o apariencia para encontrar la libertad alimentaria. Aquí encontrarás algunas recomendaciones para encontrarla:
Evalúa tu relación con la comida
Un buen primer paso es hacer un balance de las restricciones a las que se adhiere actualmente y considerar de dónde provienen. Podría haber reglas alimentarias que estés siguiendo, pero es posible que ni siquiera te des cuenta. Por ejemplo, cuando vas a la tienda de comestibles, ¿hay alimentos o incluso pasillos enteros que evitas habitualmente? Permítete experimentar incorporando más variedad a su dieta y sepa que está bien comenzar poco a poco.
Entiende que todos los alimentos encajan
Esto significa que hay lugar para todo tipo de alimentos en nuestra vida. Por supuesto, es importante incorporar alimentos ricos en nutrientes en nuestra dieta, pero también es importante poder disfrutar de un pastel de cumpleaños con amigos y familiares. Permitir que esta mentalidad eche raíces comienza dándote permiso incondicional para comer mientras vuelves a aprender las señales de hambre, saciedad y antojo de tu cuerpo, ya que estas pueden suprimirse con una dieta a largo plazo.
Desconecta tu autoestima de las elecciones de alimentos
Se dedica mucha energía mental a la dieta. Cuando le das permiso a tu cerebro para pensar en otras cosas en lugar de en la comida y el peso, amplías las medidas que usas para evaluar tu autoestima.
Practica nombrar cualidades positivas sobre ti que no tengan que ver con el peso o la apariencia; para dar un paso más, limpia tus redes sociales. Si sientes que una cuenta te hace sentir mal con tu cuerpo o tu comida, deja de seguirla. Por cada dejar de seguir, agregue una cuenta relacionada con el cuerpo positivo o la libertad alimentaria.
Construye un sistema de apoyo
Rodéate de otras personas que compartan puntos de vista similares. ¡La comida es para disfrutarla! Muchos estudios han encontrado que el apoyo social ayuda a las personas a alcanzar los objetivos de actividad física y ejercicio, y el mismo concepto es válido para lograr un cambio en la dieta. Un estudio de 2021 publicado en Public Health Nutrition muestra que un círculo social de apoyo mejora el progreso de alguien hacia metas de alimentación saludable.
Ten paciencia contigo mismo
Vivimos en una sociedad que adopta la cultura de la dieta y el ideal de delgadez, lo que hace que sea difícil estar feliz con nuestra apariencia. Esto puede hacerte sentir que has fallado o que si “te esforzaras más”, tu cuerpo y tu imagen corporal se transformarán.
Alcanzar la libertad alimentaria es una meta a largo plazo, y está bien moverse lentamente y traer refuerzos. Si tiene dificultades, habla con un nutricionista o dietista especializado en alimentación intuitiva y recuperación de trastornos alimentarios para que lo apoye en su viaje.
En cualquier caso, consulta con un profesional de la salud antes de realizar cambios en su dieta, especialmente si tiene problemas de salud subyacentes. Esto es especialmente importante para las personas que se están recuperando de un trastorno alimentario.
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